Auditoría Pública nº 73. Revista de los órganos autonómicos de control extreno
¿Susto o muerte...? Auditoría Pública nº 73 (2019), pp. 4 - 8 5 Auditoría Pública . Uno de los aspectos que más lla- man la atención de su libro es la atención que presta a contextualizar el entorno actual. ¿Por qué este in- terés? Mi extensa experiencia profesional, docente e inves- tigadora me ha permitido constatar la creciente diver- gencia entre, por una parte, la Economía y la Gestión que se enseña en las universidades y se practica en nues- tro sistema socioeconómico y, por otra, la realidad de nuestro mundo. En este sentido, la evidencia científica transdisciplinar sobre el estado de nuestro planeta y los magníficos retos a los que nos enfrentamos como civi- lización, plantean un conflicto claro y profundo con los valores del paradigma económico dominante, y en par- ticular con los del paradigma dominante en la academia y la práctica de la gestión empresarial; hasta el punto en que estos incluso coartan actualmente las posibilidades de desarrollo humano en el planeta. De alguna manera, ni la mayor parte de la Academia ni, menos aún, la ma- yor parte de la práctica de la Gestión Empresarial utili- zan aún las “lentes transdisciplinares”. Es como si en al- gún momento del camino, de su evolución, la Academia y la práctica empresarial hubieran perdido el contacto con el entorno; como si, de alguna manera, su evolución y su éxito hubiesen introducido un creciente compo- nente cultural autista del que solo algunas partes de la comunidad académica y empresarial se libran. De esta forma, la teoría económica y de la gestión de empresas convencional resulta insuficiente, funda- mentalmente debido a la gran fragmentación del saber, a una reducción excesiva y a la confusión entre sistemas diferentes. En este sentido, podríamos establecer tres sistemas componentes de la estructura socioeconómica: el material, el institucional, y el axiológico. En el primer sistema se ubican los bienes y servicios, con fenómenos como la demanda y la oferta, los precios, la actividad empresarial, la estructura productiva, la distribución, etc. Es el campo de estudio más específico de la ciencia económica actual, sin perjuicio de que, por supuesto, ésta se asome además a las instituciones asentadas en el nivel sociopolítico, pero sólo en cuanto generan he- chos conceptuados en ella como económicos. Así, por ejemplo, el Gobierno se considera únicamente como re- caudador y gastador, o como regulador de la economía. En todo caso, a donde no llegan los intentos explicati- vos de la economía convencional es al tercer nivel, que contiene el sistema de creencias y valores, y los límites medioambientales, o las condiciones de contorno, en términos físicos, de los sistemas anteriores. En fin, puestos a elaborar un manual, no quería ob- viar esta dimensión de nuestro sistema socioeconómi- co; o, más bien, no podía obviarla, pues, aun a riesgo de ir a contracorriente, considero su inclusión un impera- tivo ético categórico. A.P . Usted revisa las características de nuestro en- torno en diferentes ámbitos: energético, climático, ecológico y tecnológico. ¿Podría resumirnos cuáles son los aspectos más importantes para afrontar ade- cuadamente los retos futuros? En cuanto introducimos la dimensión axiológica en el análisis económico, comienzan a aparecer claros los límites de nuestro sistema socioeconómico, que devie- nen de los mismos factores que han promovido el pro- ceso de globalización en el que nos hallamos inmersos. Si el entorno global actual se configura como tal, es fundamentalmente debido al desarrollo tecnológico del Ser Humano gracias al incremento de la energía exo- somática en sus relaciones socioeconómicas, lo que, a su vez, le ha permitido explotar exponencialmente los recursos naturales del planeta en una fase geológica in- terglacial que ha propiciado más de 9.000 años de esta- bilidad climática. Consecuentemente, resultan variables motoras del sistema socioeconómico mundial la ener- gía, tanto en cuanto al estado de sus diversas fuentes aprovechables como en lo referente a los residuos que su generación y uso producen; el clima, por cuanto su estabilidad ha resultado fundamental en el desarrollo humano; los ecosistemas, en tanto proveedores de los recursos necesarios para el mantenimiento y desarrollo de nuestro sistema socioeconómico; y la tecnología, en cuanto conjunto de saberes que nos permiten el aprove- chamiento tanto de energía como de recursos. Pero lejos de reconocer la energía, el clima y los eco- sistemas como endógenos a nuestro sistema socioe- conómico, la ciencia económica actual no ha pasado de considerarlos factores externos, de alguna manera controlables mediante el desarrollo tecnológico. Y así, aunque el cambio climático acelerado antropogénica- mente y la insostenible presión sobre los ecosistemas constituyen procesos históricos y geoecológicos funda- mentales, dado el estrecho vínculo existente entre el uso de energía y la producción económica, el punto de in- flexión viene marcado, sin duda, por el inexorable des- censo de la producción de petróleo crudo que comenzó en 2005, según la Agencia Internacional de la Energía y la Administración norteamericana de Información de la Energía. El mundo que conocemos, el progreso que hemos alcanzado, las innovaciones y los desarrollos tec- nológicos que hemos logrado como especie, el proceso de globalización, todo, se debe al descubrimiento de la aplicación industrial de una energía abundante y barata que está dejando de serlo, abundante y barata; y gran
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