Auditoría Pública nº 75. Revista de los órganos autonómicos de control externo

diseñó su estrategia, no existía internet, no sabíamos lo que era una página web y nadie leía periódicos digita- les. Por supuesto, tampoco habíamos oído hablar de las redes sociales. Los medios de comunicación tradicionales –prensa, radio y televisión- tenían el monopolio de la informa- ción. Y los gabinetes de comunicación de las institucio- nes dependían de ellos para trasladar su mensaje a la ciudadanía. Actualmente, los medios tradicionales han perdido aquel monopolio. La página web es un escaparate fun- damental para cualquier empresa o institución. Se han multiplicado los medios de todo tipo y los digitales co- bran un protagonismo creciente. En cuanto a las redes sociales, son la Ágora de la antigua Grecia: ahí se con- grega la ciudadanía para discutir y polemizar. Consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnolo- gías es la sobreabundancia de información en la que vivimos, una auténtica inundación de datos. Y ya se sabe cuál es una de las primeras consecuencias de las inundaciones: que, paradójicamente, falta agua potable. Muchos tenemos la impresión de que eso mismo ocurre con la inundación comunicativa. Ante semejante lluvia de noticias, opiniones e interpretaciones, el problema es saber elegir. O lo que es lo mismo: saber desechar. Por decirlo en palabras del periodista Iñaki Gabilon- do, la ciudadanía está buscando yacimientos de agua potable, fuentes de información serias que ofrezcan confianza y aporten información fiable y contrastada que interese a la sociedad. Ese es el reto actual de cual- quier entidad en el ámbito de la comunicación: conver- tirse en fuente de información interesante y fiable. En definitiva, ser uno de esos yacimientos de agua potable que la sociedad está reclamando 7 . SÍ A LAS REDES SOCIALES ¿Tienen que estar los tribunales de cuentas en las redes sociales? Si estamos de acuerdo con lo anterior, sobra la discusión. Por supuesto que deben estar, si con- sideramos que esos canales les permiten transmitir su información a la sociedad. No tenemos que vivir obse- sionados con las nuevas tecnologías, pero sí atentos a ellas, viendo cómo utilizarlas de manera eficaz para dar a conocer nuestro mensaje. La Cámara de Comptos inició su andadura en las redes sociales –en concreto, en Twitter- en 2011. Diez años después quedaría bien decir que aquella fue una decisión muy meditada. La realidad, sin embargo, es más prosaica. En aquel momento, quisimos hacer un guiño a la sociedad mandándole el siguiente mensaje: la Cámara de Comptos es una institución del siglo XIV pero vive mirando al presente y al futuro. Y, por tanto, también comunica a través de las redes sociales. Comenzamos a colgar mensajes anunciando la publi- cación de informes, con vínculos a nuestra página web donde estaba el resumen del mismo y el documento com- pleto; lo mismo hicimos, y lo seguimos haciendo, con las comparecencias parlamentarias, visitas de grupos a la Cá- mara, publicaciones, iniciativas de formación… Para nuestra sorpresa, Twitter se convirtió muy pron- to en un eficaz medio de difusión de nuestra actividad. Como es lógico al tratarse de una institución como la nuestra, siempre supimos que no batiríamos ningún récord en cuanto a número de seguidores. Pero lo im- portante era llegar a gente interesada en nuestra labor, hacer de esta red social un canal más que nos acercara a la ciudadanía. Convertirla, en definitiva, en un aliado, en un medio más desde el que trabajar la comunicación. Así ha sido. Actualmente tenemos más de 500 segui- dores, la mayoría políticos, periodistas y miembros de instituciones de ámbito político, económico y social. 31 Auditoría Pública nº 75 (2020), pp. 27- 34 Reflexiones en torno a la comunicación en las instituciones de control 7 Al respecto, me parece interesante la reflexión de Antonio Gutiérrez-Rubí, autor de Gestionar las emociones políticas (Gedisa, 2019): “La sobreabundancia de información va a crecer, pero aumentará la relevancia de quienes organizan, jerarquizan y contextualizan la información. Será una buena oportunidad para la se- lección y ordenación de contenidos, por lo que surgirán nuevos liderazgos con esa capacidad de identificación”. (Diario de Noticias de Navarra, 27-10-2019). Frente a quien opina que las redes sociales acabarán con el periodismo profesional, intuyo que Gutiérrez-Rubí sostiene lo contrario, puesto que organizar, jerarquizar y contextualizar información es precisamente la principal misión del periodista.

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