Auditoría Pública nº 75. Revista de los órganos autonómicos de control externo

5 Auditoría Pública nº 75 (2020), pp. 4 - 8 asignaturas de ciencias. Así que cuando llegó la hora de elegir me matriculé en Derecho y nunca me arrepentí. Descubrí una materia que me gustaba y profesores que eran referencia en el mundo del Derecho. Además de la jurídica, el paso por la universidad me proporcionó una profunda formación humanística que me moldeó como persona. A. P.- Acabada la carrera se matriculó en el IESE de Barcelona. Sí, quería completar mi formación jurídica con el máster de Economía y Dirección de Empresas del IESE. Eran unos estudios exigentes que me sirvieron, sobre todo, para aprender a valorar situaciones y tomar de- cisiones. Esa lección, la más importante que aprendí en aquellos dos años, me ha servido en toda mi vida pro- fesional. A. P.- La mayoría de estudiantes con ese perfil ten- drían como objetivo un buen puesto en la empresa privada… Efectivamente, esa era la aspiración de casi todos. El máster del IESE se enfocaba hacia el trabajo de directivo en el ámbito privado más que en el público. Tampoco yo entonces tenía una clara voluntad de servicio públi- co. Lo que sí había decidido era volver a Pamplona para trabajar y vivir en mi tierra. Así que comencé a trabajar en Viscofan, una empresa navarra de proyección inter- nacional. Pero mi destino cambió. En ese tiempo, la Cá- mara de Comptos estaba dando sus primeros pasos. El Parlamento de Navarra había restablecido la institución en 1980, al año siguiente nombró presidente a Maria- no Zufía y en 1982 se puso en marcha. Se convocaron varias plazas, entre otras la de letrado. Me presenté, la conseguí y me convertí en el primer letrado y secreta- rio general de la Cámara de Comptos. En ese puesto he desarrollado toda mi trayectoria profesional, salvo un paréntesis de tres años en el que, a petición propia, ejer- cí como letrado. A. P.-¿En estas casi cuatro décadas no ha tenido la tentación de cambiar de aires y ocupar algún otro puesto en la Administración pública o en el sector privado? He podido hacerlo, pero no me ha tentado el cambio. Recuerdo que el primer encargo que recibí por parte del presidente Mariano Zufía fue el anteproyecto de ley de la Cámara de Comptos, que funcionaba con una sen- cilla norma aprobada por el Parlamento en 1980. Para hacer aquel texto, investigué la historia de la Cámara de Comptos, las funciones de las modernas instituciones de control, las normas de Intosai...Y conforme iba em- papándome de todo eso, más valoraba la importancia de esta institución y lo mucho que se esperaba de ella. Por su prestigiosa historia, que arranca en 1365 cuando el rey navarro Carlos II la pone en marcha; por su función, esencial en toda democracia, de controlar y dar transpa- rencia a la gestión financiera pública; y por su vincula- ción a nuestro régimen foral. Hay que tener en cuenta que Navarra tiene autonomía fiscal y financiera, lo que supone que regula, recauda y gestiona sus impuestos, asignando esos recursos al gasto público. La Cámara de Comptos cierra con el control de los fondos públicos el ciclo del autogobierno financiero de Navarra. Además, tenemos la suerte de estar en la sede histórica de la ins- titución, un hermoso caserón del siglo XIII, la única muestra del gótico civil de Pamplona. En resumen: es una joya de institución, con un trabajo muy variado. De ahí que no me haya costado permanecer todo este tiempo. Al contrario, ha sido un placer participar en la puesta en marcha y desarrollo de la institución. A. P.- La Cámara de Comptos fue la primera insti- tución autonómica de control del Estado. En su entor- no, por tanto, no había referentes en los que mirarse y aprender. Eso habría supuesto una mayor dificultad en los inicios. Existía el Tribunal de Cuentas, con un modelo orga- nizativo y funcional muy diferente al nuestro. La norma del Parlamento de Navarra que restableció la institución estaba inspirada en el modelo anglosajón de control: unipersonal, de estructura ágil y con marcado carácter técnico. En esos primeros años mantuvimos relación con el Tribunal de Cuentas, que contaba con técnicos de gran valía, y con instituciones internacionales cuyo modelo se asemejaba más al de la Cámara de Comptos. Estuvimos una semana en Hamburgo, aprendiendo en el tribunal de cuentas de ese land, y visitamos también el Tribunal de Cuentas Europeo. Esas experiencias nos ayudaron a definir nuestra estrategia en aquellos inicios. A. P.- También tuvo la ocasión de conocer de cerca el funcionamiento de la GAO (Tribunal de Cuentas de Estados Unidos). “El secretario general es el engranaje del sistema que hace que todo encaje y funcione mejor” “Esta crisis es una oportunidad para que los tribunales de cuentas se reinventen”

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