Auditoría Pública nº 75. Revista de los órganos autonómicos de control externo

6 Junio nº 75 - 2020 ENTREVISTA Sí, eso fue en 1989, en un programa internacional de auditoría de seis meses organizado por esa institución en Washington. En esa fructífera estancia conocí expe- riencias muy interesantes que luego pusimos en marcha en la Cámara de Comptos: informes sobre seguimiento de recomendaciones, utilización del vídeo para traba- jos medioambientales, abordar temas de interés social, realizar fiscalizaciones operativas y de programas, sobre cuestiones éticas, informes más breves y claros… Tengo un gran recuerdo de aquella experiencia y creo que la Cámara de Comptos debe seguir mirando y aprendien- do de los tribunales de cuentas más avanzados, muchos de ellos del ámbito anglosajón. A. P.- En una institución unipersonal, cobra más importancia la manera de ser de los presidentes. Algo que el secretario general habrá comprobado, supongo. He sido secretario general con los cinco presiden- tes de la institución: Mariano Zufía, Patxi Tuñón, Luis Muñoz, Helio Robleda y Asun Olaechea. Lógicamente, cada uno con su forma de ser y trabajar, su perfil y expe- riencia. En mi opinión, lo importante es que el secreta- rio general, como jefe de la asesoría jurídica, defienda la legalidad en la actuación de la institución, que garantice el correcto tratamiento de los asuntos jurídicos. En ese ámbito tiene que tener las cosas claras y saber asesorar, tanto al presidente como a los otros miembros de la institución. Afortunadamente, el balance en la relación profesional y personal con todos ellos ha sido muy posi- tivo. Creo que todos han confiado en mi labor. A. P.- ¿Cuáles son, a su juicio, las cualidades de un buen secretario general en una institución de control? El secretario general es una pieza esencial para que la organización funcione con la mayor fluidez y eficacia. Junto al presidente y auditores, es órgano y miembro de la institución. Es también jefe de la asesoría jurídica, lo que exige una buena coordinación con los letrados. Tie- ne encomendada la jefatura de personal y la coordina- ción de todos los servicios de la Cámara. Ya se ve, por tanto, que casi todo el funcionamiento de la institución pasa por la Secretaría General. Así que su titular debe ser capaz de garantizar que todo funcione. Para ello, me parece fundamental saber motivar a las personas, tra- tando de sacar lo mejor de cada profesional, puesto que todos son importantes, todos tienen algo que aportar. Cada uno tenemos nuestra personalidad y nuestras opi- niones, que muchas veces son divergentes. Pero lejos de considerar eso un problema, hay que tomarlo como una oportunidad porque las diferentes visiones enriquecen y mejoran el trabajo. A. P.- Después de la Cámara de Comptos fueron surgiendo otras instituciones autonómicas de con- trol. Actualmente son doce, con las que existen rela- ciones profesionales que son enriquecedoras. Sí, para la Cámara de Comptos fue importante que otros siguieran nuestro camino, aunque optaran por un modelo diferente: el colegiado del Tribunal de Cuentas. Pero ha sido muy enriquecedor compartir experiencias, aprender los unos de los otros y poner en marcha ini- ciativas fructíferas como los encuentros técnicos, los congresos, Eurorai o Asocex. Y, sin duda, esta misma “En una crisis como esta, los tribunales de cuentas tienen que implicarse y aportar algo”

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