Auditoría Pública nº 75. Revista de los órganos autonómicos de control externo

publicación es otro elemento fundamental de cohesión, divulgación de nuestra labor y aprendizaje para todos. A. P.- Los tribunales de cuentas deben vivir abier- tos a la preocupaciones y retos de la ciudadanía. Esto obliga a hablar de la crisis del coronavirus y sus graves consecuencias sanitarias, económicas y sociales. ¿Qué deben hacer las instituciones de control al respecto? Para empezar, no encerrarse en sus sedes y estar abiertas a la sociedad, a sus problemas, lo que tiene una consecuencia evidente: en una crisis como esta, los tribunales de cuentas también tienen que implicarse y aportar algo. En estas últimas semanas, he visitado las páginas web de algunos tribunales de cuentas interna- cionales que ya están trabajando en la materia, con in- formes al respecto. En mi opinión, se podrían realizar informes que analizaran, entre otros aspectos, el impac- to de la pandemia en el sector público; la respuesta que han dado las administraciones; las fortalezas y debilida- des puestas de manifiesto en ámbitos como el sanitario, el asistencial, el educativo… Hay que ofrecer también vías para mejorar, para poder hacer frente en el futuro a situaciones de este tipo de una manera más eficaz. A. P.- Dicen que en todas las crisis surgen oportu- nidades. Parece estar sugiriendo eso respecto al futu- ro de los tribunales de cuentas. Sí, porque esta puede ser una ocasión de oro para que se reinventen, para demostrar con sus informes que son un referente en la mejora de la gestión pública. Cuando toda la ciudadanía está consternada con este auténtico tsunami, los tribunales de cuentas no pueden mirar a otro lado, tienen que tener algo que decir al respecto. A. P.- Además de estar atentos a las preocupaciones sociales, ¿qué otros aspectos considera claves para el buen funcionamiento de estas instituciones? Lo primero, actuar con independencia y rigor, ba- ses de la credibilidad de cualquier institución técnica. También deben ser conscientes de la importancia de su función de control, valorándola como un servicio públi- co esencial para dar transparencia y mejorar la gestión pública, evitando prácticas irregulares. Hay que creerse la importancia de esa labor, esencial en una sociedad democrática. También creo que los tribunales de cuen- tas tienen que actuar con prudencia, denunciando las malas prácticas y despilfarros de los fondos públicos cuando los haya, pero conscientes de que la mayoría de los gestores públicos son honrados y quieren hacer bien su labor. En ese sentido, hay que intentar ponerse en su lugar para ayudarles con espíritu constructivo. Nuestros informes tienen trascendencia pública e importantes re- percusiones. Por tanto, hay que meditar muy bien lo que decimos y cómo lo decimos. No debemos olvidar que el control no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar la gestión de los fondos públicos. Es importante también transmitir el resultado de nuestro trabajo a la ciudadanía, haciéndolo de manera clara. Y, por último, mi experiencia me dice que hay que involucrar a todos los profesionales para que remen en la misma dirección. En nuestras instituciones tenemos técnicos muy bien formados, que acceden con mucha ilusión. Considero clave acogerles bien, motivarles, cuidar su formación y hacerles sentir miembros de un equipo, partícipes de una institución con un cometido importante. Eso crea un clima positivo que hace todo más fácil. A. P.- Durante esta crisis, los técnicos de las insti- tuciones de control han trabajado desde casa. Una de las consecuencias del coronavirus es que, seguramen- te, aumentará el teletrabajo, también en el mundo de la auditoría pública. Está bien que en situaciones como esta la tecnolo- gía permita trabajar desde casa. Sin embargo, no soy nada favorable al teletrabajo generalizado, al menos en nuestras instituciones. Y lo digo porque, en mi opinión, son muy importantes las relaciones personales entre los auditores y los técnicos de las instituciones fiscalizadas. Ese contacto nos acerca a sus problemas, a situaciones concretas y nos hace empatizar. El teletrabajo puede ser un riesgo porque nos aleja, hace todo más frío. Un au- ditor que se acerca a la sede de una institución y habla con sus responsables ve la situación de otra manera. El contacto aporta más que la mera relación telemática, también al auditor. A. P.- Si echa la vista atrás y hace un balance de es- tos 36 años, ¿cuáles han sido las mejores vivencias y los peores momentos? Lo primero que diría es que el balance ha sido muy positivo. Hay muchas más luces que sombras. Empe- zando por estas, citaría los problemas que tuvimos ini- cialmente para aprobar la ley de la Cámara de Comptos, cuya tramitación la paralizó el Gobierno de Navarra en “Esta crisis es una oportunidad para que los tribunales de cuentas se reinventen” 7 Auditoría Pública nº 75 (2020), pp. 4 - 8 “Hay que creerse la impor- tante labor de servicio público asignada a las instituciones de control”

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