Auditoría Pública nº 78. Revista de los órganos autonómicos de control externo

REVISTA AUDITORÍA PÚBLICA / 78 16 Podríamos considerar que la orientación dada a estos fondos NGEU se dirige en un sentido contrario al de la necesaria transición ecológica, productiva y social, que precisaría ir acompañada de una desescalada económica , como ya nos han advertido. Por tanto, debería evitarse el uso de recursos públicos para rescatar sectores obsoletos o contrarios a los objetivos de esta múltiple transición (transporte aéreo, automóvil, etc.), redirigiendo las ayudas hacia la reconversión profesional de los trabajadores afectados y el fomento del reparto del trabajo, siempre bajo un planteamiento de auténtica transición ecológica. ¿Seguimos ejerciendo de Casandra? La evolución de la pandemia nos ha demostrado la impor- tancia de actuar conjuntamente y con prontitud ante dificultades que crecen de manera exponencial, como lo han hecho los contagios. Pero no es el único problema con esta característica, ya que al mismo tiempo estamos experimentando otras evoluciones exponenciales en los efectos del cambio climático, en el consumo de energía y minerales, en la deforestación de zonas tropicales, en la contaminación atmosférica y de los océanos, etc. Una peculiaridad de todos estos fenómenos es que para detener un comportamiento exponencial siempre se debe actuar cuando aún parece demasiado pronto, aunque entonces las medidas se consideren exageradas; ya que cualquier actuación posterior se juzgará como insuficiente y tardía. La experiencia de la crisis sanitaria debería ayudarnos a valorar la necesidad de actuar pronto para detener esas otras tendencias exponenciales. El propio principio de precaución o cautela -que caracteriza al método científico y también a la adecuada gestión pública- debería haber disparado ya las alarmas. E incluso se debería haber impuesto el principio de prevención , que obliga a tomar medidas ante las evidencias existentes. Por comodidad, los humanos preferimos creer que estos desafíos se solucionarán favorablemente, ya que nos resulta difícil asimilar el descalabro del modo de vida conocido durante las últimas décadas. Sin embargo, la prudencia, la ciencia y la historia (Diamond, 2007) nos invitan a rechazar soluciones fantásticas y nos recuerdan la necesidad de afrontar los hechos cuanto antes para poder planificar las necesidades futuras. Por ello, es más necesario que nunca que sigan existiendo expertos-casandra que nos avisen, junto con otros altavoces que trasladen las advertencias a cada uno de sus ámbitos. En este sentido, aliento a las instituciones de control externo a que incorporen en sus informes el análisis de los retos asociados al cambio climático, al cenit de la energía disponible per cápita y a la escasez de determinados

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