Auditoría Pública nº 78. Revista de los órganos autonómicos de control externo

¿A qué nos hemos dedicado los OCEX durante la pandemia? 31 4. El desafío de la innovación y mejora en nuestras organizaciones Los OCEX debemos estar a la altura de las circunstancias. Tenemos un peculiar régimen estatutario, que aun con diferencias, a todos nos garantiza una autonomía plena en el ejercicio de nuestra función pública. No podría ser de otra manera para garantizar un control externo del sector público objetivo e independiente, dirigido precisamente a la mejora de la gobernanza pública de las instituciones. Disponemos de un sistema ‒ en los respectivos mar- cos jurídicos de cada institución ‒ que nos permite adoptar medidas organizativas y de funcionamiento con perspectiva propia, encaminadas a su mejora continua. Se debe asegurar un ejercicio ordinario de las funciones estatutarias, sean cuales sean las circunstancias, COVID 19 incluido: la experiencia debe ser aprovechada. Pero no sólo eso. Es necesario repensar constantemente, desde el privilegiado observatorio que nos otorga nuestra condición de OCEX sobre la actividad del sector público, las potencialidades a desarrollar, según la coyuntura y el estado del arte en cada momento, siendo resilientes con nuestro entorno. Contar con departamentos de innovación sensibles y abiertos a ello, puede ser una de tantas iniciativas. 5. La función pública del control externo: rigor y utilidad pública para una mejor gobernanza de nuestras instituciones Este y no otro es el fin último que justifica nuestra existencia, a tenor de las normas que a cada órgano de control externo han atribuido carta de naturaleza. Los informes de fiscalización no pueden quedar en una mera acumulación de papel o en unmero almacenamiento de gigabytes, que no son un fin en sí mismo. El objetivo ha de ser una verdadera posibilidad de reutilización, pública y privada, de los datos con los que trabajamos, así como de la información rigurosa y de calidad que generamos con ellos desde nuestra actividad.. El valor añadido de los OCEX debe estar precisamente ahí: retroalimentar la mejora en la gobernanza de sus respectivos gestores públicos. En definitiva, coadyuvando a una más eficaz, sostenible y eficiente gestión pública, a través de un tratamiento de la rendición de cuentas que revierta valores de transparencia y confianza en la ciudadanía representada en cada ente del sector público cuya actividad, en última instancia, financia. Nadie dijo que sería fácil, pero carece de justificación no abordar los cambios y transformaciones que esta época nos demanda. Hacerlo de forma colaborativa entre los OCEX, adjudicatarios de esa responsabilidad de fiscalización pública, compartiendo propuestas, iniciativas o recursos, puede ser una fórmula viable y eficiente para no perecer en el intento. En definitiva, resiliencia. Porque más allá que el término esté de moda, casi nada es ya como lo conocimos. Las cosas serán como nos vengan desde el terreno de juego de los entes auditados, sí, pero también ese futuro será como los OCEX queramos que sea, adaptando nuestras organizaciones a la nueva realidad. De nosotros, servidores públicos, depende. O cambiamos y nos adaptamos, o sobramos.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTEw