Auditoría Pública nº 78. Revista de los órganos autonómicos de control externo
89 Los planes de ayuda y de recuperación exigen una fiscalización más allá de la regularidad En el caso de las ayudas directas, el objetivo de la evaluación de impacto es demostrar un efecto causal, midiendo el impacto de la ayuda en alguna variable de interés. Existe una causa y un efecto. Por ejemplo, ¿cuál es el impacto de conceder una ayuda económica a una microempresa? La causa es la concesión de una ayuda directa y el efecto podría medirse en términos de la variación en la plantilla al finalizar el periodo de análisis. Para completar la evaluación es necesario conocer cuáles son los resultados entre las empresas que no han sido beneficiarias de las ayudas, para lo cual el auditor debe observar la variación en la plantilla del “grupo de control”, es decir, empresas del mismo sector y localización que no hayan participado en el programa. Para obtener resultados fiables, el grupo de control debe tener las mismas características excepto una: su participación en el programa de ayudas. 5.2 Qué debe entenderse por “resultados” 10 Las políticas públicas tienen su razón de ser en la existencia de un problema o situación social insatisfactoria, y los objetivos de la política pública deben hacer referencia al cambio que la intervención pública pretende inducir sobre este problema o situación. Parece, pues, que la definición de los resultados con los que mediremos el impacto debería derivarse de forma bastante directa de los objetivos del plan o del programa, ya sean los declarados formalmente o los identificados en la elaboración de la teoría del cambio de la intervención. Por ejemplo, si el objetivo de un programa es la reducción de la siniestralidad en las carreteras, parece que la definición de los resultados debería capturar de la mejor manera posible el fenómeno de la siniestralidad en las carreteras. Sin embargo, la tarea de identificar los resultados y la forma de medirlos raramente es directa y suele precisar de la toma de algunas decisiones sobre qué, cómo y cuándo medir. Debemos tener en cuenta que definir los impactos no sola- mente implica especificar qué medimos y cómo lo medimos, sino también cuándo lo medimos. Esta cuestión reviste una especial importancia, ya que distintos momentos de medida pueden conducir a conclusiones diferentes sobre los impactos del programa, ya que mientras que algunos im-pactos implican procesos lentos y pueden tardar en produ-cirse, otros pueden ocurrir rápidamente, pero no mantenerse en el tiempo. El tiempo de medida deberá definirse con precisión: no se puede hablar de corto o largo plazo, sino que habrá que decidir, con exactitud, si nos referimos a seis, doce, dieciocho o veinticuatro meses después del programa. 10. Apartado 2.3 de la “Guía práctica 5 Evaluación de impacto. (Ivàlua, 2009).
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