Auditoría Pública nº 78. Revista de los órganos autonómicos de control externo

91 Los planes de ayuda y de recuperación exigen una fiscalización más allá de la regularidad elementos de la intervención, preguntas que a su vez se descomponen en subpreguntas que detallan o particularizan los distintos aspectos de la pregunta. Para ser investigables, las preguntas de evaluación deben cumplir una serie de condiciones: claras, específicas, objetivas, neutrales, y sobre todo, medibles. Los criterios de evaluación Los criterios pueden definirse como los diferentes puntos de vista o aproximaciones que se realizarán al objeto de evaluación. Además de los criterios que tradicionalmente se han aplicado en evaluación (por ejemplo, coherencia, eficacia, eficiencia) existen otros menos utilizados, que se relacionan con los valores sociales existentes en las sociedades complejas más avanzadas (equidad, participación, transparencia…). Para evitar ser excesivamente ambiciosos, se pueden proponer como criterios de evaluación la eficacia y la cobertura para los primeros trabajos de evaluación por parte de un OCEX. La eficacia es la medida en que el problema, demanda o necesidad que motivó la intervención ha sido resuelto. La eficacia también hace referencia al grado en que se alcanzaron los objetivos establecidos en la intervención. Éstos deben ponerse en relación con los resultados esperados de un programa, si éstos son explícitos. O bien derivados de un constructo de dichos resultados. La cobertura se refiere al estudio del grado en el que un programa alcanza a una parte o toda la población objetivo de un programa o política. El criterio de cobertura consiste en evaluar hasta qué punto el proyecto ha llegado a la población necesitada, analizar el posible sesgo en la cobertura y sus causas. Los indicadores Los indicadores captan la información y los datos necesarios para la evaluación, y sirven para responder las preguntas de evaluación. Existen dos tipos de indicadores: de tipo cuantitativo y de tipo cualitativo. A pesar de que los primeros son más habituales y más comúnmente aceptados, los segundos son de gran valor desde el punto de vista de la evaluación, puesto que el fenómeno a analizar no sólo puede captarse de forma cuantitativa, sino que en ocasiones tan sólo podemos apreciar la realidad de forma cualitativa. Las políticas o programas claramente estructurados, con objetivos estratégicos u operativos explícitos suelen estar pro-vistos de sistemas de seguimiento diseñados para obtener indicadores relativos tanto a la implementación

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