Auditoría Pública nº 80. Revista de los órganos autonómicos de control extreno

70 REVISTA AUDITORÍA PÚBLICA / 80 VI. Los problemas de la gestión pública para un enfoque por objetivos y resultados Contestando a la pregunta anterior, se puede afirmar sin riesgo de error que un gestor público se va a encontrar en su actividad con problemas de definición (para identificar lo que tendría que hacer), de adaptación (para ajustar sus recursos a las actividades asignadas) y de información y decisión (para conocer lo realizado y corregir desviaciones). Exponiéndolo con mayor detalle, el gestor público se va a encontrar con muchas de las siguientes circunstancias: 1. Problemas de definición del mandato: ¡ No hay objetivos. ¡ Los objetivos son retóricos. ¡ Los objetivos carecen de desarrollo operativo. ¡ Los objetivos son meras actividades. 2. Problemas de adaptación de recursos: ¡ Falta de relación entre actividades y objetivos. ¡ Limitaciones para establecer prioridades en la asignación de recursos. ¡ Rigidez por procedimientos fijados legalmente. ¡ Ilusión financiera por costes aparentemente fijos. ¡ Asignación externa de recursos y carga de trabajo y sin relación entre ambos. ¡ Inexistencia de incentivos para una ejecución adecuada. 3. Problemas de obtención y uso de información: ¡ Desconocimiento de los resultados reales de las actividades (los resultados de la actividad son difusos y difíciles de identificar). ¡ Alejamiento entre actividades e impactos sociales. ¡ Insuficiente conocimiento del valor creado (no se es consciente de la utilidad social del trabajo realizado). ¡ Escasa responsabilización en los resultados. ¡ Marco político de decisión. ¡ Inercia contraria a la corrección. ¡ Resistencia a la evaluación. Las consecuencias de lo anterior son tan contundentes como obvias: ausencia de finalidad, incoherencia, insuficiencia o exceso de recursos, ineficacia e ineficiencia, ausencia de alineamiento, actividad inercial… Sin embargo, todo lo anterior, que con frecuencia tiende a verse como la demostración de la ineficiencia y falta de justificación de la gestión pública, en realidad debería verse como una lista de las características que definen la gestión pública y, paradójicamente, justifican su existencia, porque esas características son precisamente las que impiden la aplicación, en los ámbitos en que se producen, una gestión de acuerdo con pautas de gestión privada. En cualquier caso, y al margen de lo anterior, el hecho es que cualquier gestor público, si lleva a cabo un análisis de su ámbito de actividad, lo más probable es que obtenga las siguientes conclusiones: 1. Mis objetivos estratégicos no me dicen casi nada de lo que tengo que hacer a corto plazo. 2. Mi plan anual de actividades es una lista heterogénea de cosas que hacer (muy parecida a la del año pasado) desconectada por arriba de los objetivos y por abajo de los resultados. 3. Nada garantiza el equilibrio entre la carga de trabajo y los recursos disponibles y no tengo información fiable al respecto.

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