Auditoría Pública nº 77. Revista de los órganos autonómicos de control externo

La influencia de los factores emocionales en el control interno de las Administraciones Públicas 91 ¡ Capacidad de reparación. Las personas en actitud reparadora están dispuestas a hacer sacrificios para lograr los objetivos generales; utilizan los valores del grupo en la toma de decisiones y se encuentran en una permanente búsqueda de oportunidades, soluciones y de alternativas válidas para la organización. ¡ Contención de los subalternos. El líder debe ser capaz de contener las ansiedades de sus subalternos y ponerlas al servicio de la productividad, del trabajo creativo, y no de la desesperación y de impotencia. ¡ Manejo de la agresión. Debe evitar uno de los aspectos más graves de las dinámicas de agresión es que llevan a perder algo fundamental en la crisis: la capacidad de negociar y de resolver los desacuerdos a través de un diálogo lo más democrático posible. El líder debe ser empático, pero a la vez firme cuando la situación lo exige, para decir que no con decisión. ¡ Resistencia al estrés sostenido. Cuando surge una situación de emergencia, interesa mantener los sentidos en máxima alerta, en una actitud mental dispuesta al ataque o la lucha; en este estado sentimos preocupación, ansiedad, pánico, frustración, irritación, enojo, ira… En estos casos, los líderes se caracterizan por la capacidad de enfrentar la adversidad sin regresar a funcionamientos primitivos, manteniendo la entereza frente a la presión continua del proceso. Lo ideal sería fijar un plan basado en la gestión emocional. Para ello, se deben identificar las deficiencias y definir las medidas que van a adoptarse, analizando los aspectos exógenos y los factores estructurales, para adoptar las medidas necesarias para afrontar la situación de crisis. Lo importante es tener claro que una organización se encuen- tra en crisis y saber manejarla con inteligencia emocional, ya que esto ayudará a gestionar la situación de una forma más eficiente. 4. El sesgo y el juicio del auditor en el proceso de auditoría Según la ISSAI-100, los auditores deben mantener una conducta profesional apropiada mediante la aplicación del escepticismo profesional, juicio profesional y la diligencia debida durante toda la auditoría. La actitud del auditor debe caracterizarse por el escepticismo y juicio profesional, que deben aplicarse al tomarse decisiones sobre del curso de acción apropiado. Los auditores deben ejercer la diligencia debida para garantizar que su conducta profesional sea la apropiada. Uno de los factores a resaltar respecto al juicio del auditor es que debe ejecutar su trabajo de forma imparcial, esto significa que debe emitir opiniones sin ningún prejuicio que forme sesgos o inclinaciones, que puedan influir en la objetividad de su análisis. Es por esto la importancia que tienen los sesgos en la toma de decisiones del auditor ya que el juicio de auditoría se puede ver influido por este motivo.

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