Page 163 - Revista de Auditoría Pública
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Residencias de Tercera Edad: reto presupuestario de las Comunidades Autónomas
6. Consideraciones adicionales. miento, etc.). ¿En qué medida esperamos que sean los
propios usuarios los que asuman esos nuevos costes?
Las líneas anteriores son una mera aproximación al reto Sabemos por la tabla 7 que la nueva configuración de
presupuestario que plantea el envejecimiento de la po- los hogares (una mayor prevalencia del “hogar uniper-
blación en uno de sus aspectos concretos: la dotación sonal”) irá en detrimento de la posibilidad de invocar
de residencias de Tercera Edad. Los datos confirman lo la solidaridad intrafamiliar tanto para la atención directa
que la intuición de cualquier observador más o menos (hijos e hijas que cuidan a sus padres y madres) como
preocupado por estos asuntos ya revela: la posibilidad de para la atención financiera (hijos e hijas que cofinancian
una severa crisis en la atención de calidad a la población la atención doméstica o en residencias, de sus padres y
más de 65 años por causa de un stock absolutamente madres). ¿Bastarán las pensiones o la liquidación de ac-
insuficiente de plazas en residencias de la Tercera Edad, tivos (ahorros, venta de inmuebles, etc.) para financiar
y cuya insuficiencia va a aumentar dramáticamente en los gastos operativos de las residencias? Esta cuestión
los próximos años debido al envejecimiento demográfi- es harto relevante: si nos enfrentamos a un escenario
co. Pero, aun siendo grave, el problema tiene aún más de ciudadanos ancianos empobrecidos no podemos es-
matices: las Administraciones Públicas debieran aco- perar que sea la iniciativa privada la que supla las plazas
meter análisis más refinados que el nuestro teniendo requeridas puesto que una fracción de tales ciudada-
en cuenta variables que, por su complejidad, escapan al nos no constituye objetivamente un mercado lucrativo.
alcance de nuestras investigaciones. Y ese parece que va a ser el patrón: de acuerdo con las
estimaciones contenidas en el “Ageing Report 2024”
Parece pertinente señalar al menos tres dimensiones elaborado por el WGAPS, los ancianos van a percibir en
que debieran ser objeto de análisis más detenido para el futuro pensiones cada vez más precarias y eso, salvo
enriquecer los resultados de nuestro análisis. Pasamos que hayan sido capaces de constituir reservas de aho-
a reseñarlas sin que el orden en que se mencionan pre- rro, provocará céteris páribus que sean más pobres. Los
suponga una mayor o menor importancia relativa. datos del “Ageing Report 2024” no dejan lugar a dudas:
“tasa de reemplazo” fue del 64% en 2022, será del
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En primer lugar, debería estudiarse el patrón socio-cul- 56% en 2050 y tan solo del 51% en 2070.
tural que prevalecerá en el futuro entre la población
potencialmente demandante de plazas en residencias En tercer lugar y en conexión con lo anterior, hay que
de Tercera Edad. El cambio demográfico no es solo plantear qué papel se quiere atribuir al sector público en
cuantitativo. Si la familia española tradicional ha cam- el ámbito de las residencias de Tercera Edad. Hay que
biado significativamente en las últimas décadas y los tener en cuenta que, tal y como han demostrado inves-
roles tradicionales de cuidados de la población ancia- tigaciones disponibles, la oferta pública de residencias
na se han modificado, no podemos dar por hecho que puede jugar un papel muy importante como política de
conocemos bien la demanda de familias que proceden redistribución de renta, dependiendo del diseño del
de otras culturas. Nuestro país ha vivido un profundo sistema de acceso a dichas plazas. Y al contrario: una
proceso migratorio a causa del cual una parte signifi- inadecuada provisión de plazas y un ineficiente diseño
cativa de los ciudadanos que integrarán la Tercera Edad del sistema de acceso puede ser sumamente regresi-
en las próximas décadas proceden de otros países y de vo, favoreciendo a las familias de más renta y patrimo-
otras culturas. ¿Tenemos la certeza de que los hábitos nio, tal y como han demostrado Fuenmayor, Granell y
de cuidado de la Tercera Edad son los mismos entre la Tortosa (2016) y Sheen (2024). Además, como demues-
población autóctona y estos nuevos ciudadanos? tran experiencias extranjeras, optar por modelos priva-
dos de residencias no supone necesariamente abaratar
En segundo lugar, deberíamos estudiar a fondo la si- costes. Véase por ejemplo la investigación de Giorgio,
tuación de renta y patrimonio de los potenciales de- Filippini y Masiero (2015) y Geyer (2015). Además, tene-
mandantes de plazas en residencias de Tercera Edad. mos evidencias de que el sistema de residencias está
¿Están en condiciones los ciudadanos de financiar los insuficientemente financiado, lo cuál ha sido puesto de
servicios que se les podrían ofrecer en esas plazas que manifiesto con la crisis COVID, tal y como indican Cos-
potencialmente pueden construirse? Si se acomete una ta-Font, Jiménez Martín y Viola (2021). A día de hoy, los
política de ampliación del stock de plazas en residen- datos dejan bien claro que la experiencia histórica en
cias de Tercera Edad debe tenerse en cuenta que se materia de residencias de Tercera Edad se caracteriza
genera un flujo de gasto corriente (personal especializa- por dos factores: protagonismo de la iniciativa privada e
do, suministros...) y nuevos gastos de capital (manteni- insuficiencia manifiesta en la dotación de plazas.
3 La proporción que el importe de las pensiones reconocidos a los nuevos pensionistas supone sobre el salario final promedio antes de la jubilación.
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